Contracturas Musculares
¿QUÉ ES UNA CONTRACTURA MUSCULAR?
Una contractura muscular es, como indica su nombre, una contracción mantenida e involuntaria de uno o varios grupos musculares, así como de sus fibras, y todo ello provoca que el músculo tenga una tensión constante. Está siempre relacionado con molestias, dolores, inflamaciones y alteraciones del funcionamiento habitual del músculo.
Al inicio de la aparición de una contractura muscular, existe un aumento del tono muscular y se acorta la musculatura en cuestión. Esto provoca que la irrigación sanguínea de la zona vaya a menos y el músculo no pueda alimentarse de la forma correcta, pierde energía y se generan muchas sustancias sobre la zona que provocan dolor e inflamación.
¿ES NORMAL QUE TENGA CONTRACTURAS?
Es bastante común este tipo de lesión, no solamente en los deportistas, ya que en cualquier situación de nuestro día a día te puede aparecer e impedir hacer gestos de una manera normal y sin molestias.
Las contracturas musculares se distinguen principalmente según su origen:
Durante el esfuerzo, al hacer una actividad deportiva nuestro cuerpo metaboliza sustancias de desecho, si nos excedemos en el esfuerzo realizado, por dureza o falta de entrenamiento, nuestro organismo no depura esas sustancias de desecho y provoca inflamación y dolor.
Posterior al esfuerzo, el músculo no puede volver a su estado inicial de reposo ya que después de hacer un ejercicio intenso, si se ha trabajado demasiado, no es capaz de retomar su estado de relajación.
Residuales, cuando nos encontramos con una lesión que es bastante grave, los músculos que envuelven la zona en cuestión tienden a contraerse en forma de protección. Por ello esta musculatura sigue estando contracturada, aunque la lesión principal está curada.
¿POR QUE APARECEN LAS CONTRACTURAS?
No cabe duda que nuestro estilo de vida se relaciona directamente con nuestra salud y la cantidad de molestias que solemos acumular durante toda nuestra vida. Las contracturas musculares suelen ser , en gran parte, provocadas por nuestro estilo de vida. Aparecen normalmente cuando el músculo hace algún tipo de actividad que no está acostumbrado a hacer, que es inapropiado respecto a su función o intensidad. Ya sea mientras estamos levantando mucho peso o cuando hacemos durante mucho tiempo un esfuerzo notable. Algunas de las causas más frecuentes de las contracturas musculares son las siguientes:
PRINCIPALES CAUSAS DE LAS CONTRACTURAS MUSCULARES
- Estrés, tensión emocional, ansiedad: pueden influir en la rigidez del sistema nervioso y una tensión muscular acumulada.
- Frío: cuando existe un frío ambiental para evitar perder un calentamiento óptimo, se puede generar una contracción muscular.
- Exceso de ejercicio: si no descansamos durante el ejercicio y realizamos una intensidad repentina durante un largo periodo de tiempo puede producirse una lesión.
- Fatiga postural: las malas posturas en tu día a día, ya sea trabajando o cualquier otra actividad. A parte las personas sedentarias, suelen ser más propensas a tener contracturas a causa de la no preparación del músculo.
- Deshidratación: la falta de agua es una de las principales causas ya que estamos eliminando sales minerales que son necesarias para los músculos y su correcto funcionamiento.
¿CÓMO PREVENIR LAS CONTRACTURAS MUSCULARES?
Ahora, después de ver las principales causas de las contracturas musculares, vamos a continuar con unas recomendaciones para intentar prevenirlas:
- Estira bien la musculatura: los ejercicios de estiramiento ayudan a reducir la aparición de contracturas musculares, mediante un constante movimiento y una ayuda reforzada a través de los estiramientos.
- Mantén una buena postura: Sentarse de forma correcta delante del ordenador, en el sofá o cuando estás durmiendo en la cama, es muy importante ya que si estás demasiado tiempo en la misma postura, puede causar la aparición de contracturas. Al agacharse y levantar peso, te has de fijar en no perder la estabilidad postural. Hay que intercambiar entre levantarse, caminar, moverse y estar en una misma postura.
- Aplica calor en esa zona: los músculos se relajan con el calor, si aplicamos calor sobre la zona de dolor, se puede reducir la intensidad de la molestia. Podemos usar tanto cojines eléctricos o compresas calientes para aliviar el dolor.
- Mantén un estilo de vida saludable: hay que tener una buena alimentación, no estresarse demasiado con tu vida cotidiana y realizar actividades relajantes que te ayudarán a evitar tensiones y posibles contracturas.
- Haz ejercicio con regularidad: no dejes de hacer deporte diariamente, pero hay que hacerlo progresivo y aumentar poco a poco la intensidad. Con una ropa adecuada para sentirse cómodo, puedes empezar al principio con ejercicios cortos y a lo largo de los días ir aumentando la duración.
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